domingo, 18 de enero de 2015

"Escenas de odio"

Bar Celta. Crédito: Luis Papagno

Por Alejandro Tropea

Esta es una historia personal, una historia de amistad y literatura, una descripción de emociones y sentimientos, una deuda que debía saldar. Una historia que se inició en el mundo físico y continuó en la red, y que por estar los dos, él y yo, a medio camino entre el arte y la ciencia, creo que se justifica publicar en este blog. 

 ¿ Azar o destino?

Conocí a Luis Papagno a comienzos de 2014 en condiciones lo suficientemente fuera de lo común (de lo que suele ser común en mi vida) como para preguntarme si fue más destino que azar. Para empezar ¿alguien habrá reparado en el detalle que el apellido Papagno está a solo una letra de distancia de Papageno, el inefable personaje de La flauta mágica, esa obra cumbre del arte cuya historia se las trae, con sus vínculos a Eros y Tánatos, a dioses moribundos y a otros asuntos de la mente y el alma tan inquietantes como abisales? Yo sí reparé en eso, de loco detallista nomás o por mi amor a esa obra polisémica que sutilmente se bifurca una y otra vez como un jardín de senderos borgeanos a través de las venas de la condición humana.

Encuentro cercano de algún tipo

Ahí estaba el hombre cuando entré, frente a mí mesa en el bar, colgando en exposición sus cuadros. Era sábado, día en que generalmente no recalo en bares y menos por la mañana, pero ahí estaba yo ese día y a esa hora inusual en el bar Celta, frente a Luis y a su obra. Y entonces, vaya uno a saber de donde saqué valor, vencí mi timidez y por primera vez hice contacto con un desconocido en un bar, con ese artista, que resultó ser también médico. ¿Se dan cuenta? Genéricamente hablando él es como yo, parado a medio camino entre el arte y la ciencia. Él entre su arte y su ciencia y yo entre mi arte y mi ciencia. Él expresándose en los lienzos y yo en los papeles. El conociendo sobre el cuerpo humano y la gestación de la vida y yo sobre las estrellas y el comienzo del universo.

"Podría haber sido peor"

Y ese es el hombre que me pidió opinión sobre un cuento escrito por él. Me pregunto desde entonces qué habilidad habrá visto en mí para considerar que mi opinión podía tener algún valor para él o para la humanidad. Pero bueno, me sentí agradecido por el exagerado honor y no podía dejar de describir en un texto la experiencia emocional de leer su relato. Y de hacerlo sin apelar a espantosos criterios numéricos, a ridículas escalas críticas o comerciales de "cero a diez", o de "una a cinco estrellas". Lo que no pude imaginar aquel día fue que el momento en que mis planetas interiores se alinearían para escribir este texto llegaría recién un año despúés, o sea hoy, domingo18 de enero de 2015. Pero bueno, para semejante atraso no se me ocurre mejor excusa que una gastada, patética y lastimosa como esta: "Podría haber sido peor".

"Escenas de odio"

Al comenzar a leer "Escenas de odio", ese es el nombre del cuento, que pueden leer más abajo, esperaba encontrarme con algo más bien bucólico y apacible, pero de pronto, ya para la primera línea, me vi sumergido en un certero y angustioso clima kafkiano. Para colmo la distancia entre la lograda metáfora y lo que representa es mucho más corta que en los relatos de Kafka. Hasta me atrevo a cometer la salvaje herejía de decir que el tratamiento del conflicto es mucho menos abstracto que en las obras del autor de La metamorfosis. Lo que la pluma de Papagno ha gestado es una flecha que da de lleno simultáneamente en el alma y en el corazón, en esa zona roja de la condición humana que son las relaciones interpersonales, con su carga de sentimientos y emociones, de humillaciones y esclavitud, de desencuentros y batallas pírricas.

Otro aporte a la eficacia de lo que Luis creo que se propuso es la brevedad del relato, que me arrastró, sin que pudiera armarme emocionalmente a tiempo, a un choque frontal con el problema tan fríamente expuesto. Y lo más extraordinario y paradójico es que desde cierto punto de vista uno no sale entero de este relato, es herido fatalmente, pero desde otro ángulo uno sí sale entero y sanado, esto es, el médico que habita en Papagno se filtra furtivo en el relato. En fin, se trata de dos facetas opuestas pero complementarias que cuando se mira bajo la superficie, entre líneas, descubre que son dos caras de una misma cosa: la vulnerable y frágil condición humana, que Luis volcó, para mí con éxito, en este cuento. Así que le estoy agradecido a Papageno, perdón, a Papagno por haberme hecho pasar por esta breve pero contundente y enriquecedora experiencia a medio camino entre la ficción y la realidad. Aunque tal vez mucho, demasiado, más cerca de la realidad que de la ficción.

Es más, ha logrado con su cuento transmitirme una impagable sensación tan difícil de describir con palabras que no sé si logre expresar lo que realmente me ha pasado durante su lectura y posteriores relecturas.

Escenas de odio
Por Luis Papagno

Señor Juez: Elevo a Ud., según lo solicitado, el informe de los hallazgos visualizados en la necropsia del cuerpo de un AMOR.
Se enumeran las lesiones encontradas, mereciendo mencionarse que todas ellas han sido causadas por la misma arma homicida: Las palabras.
Accesoriamente, debe mencionarse que no se han encontrado signos de reparación. Sabido es que las lesiones en el alma no cicatrizan nunca.
– VIDE INFRA -

¡Vos será la primera vez que amás; hablá sólo por vos!

¡Yo no quería sacarme el DIU! ¡la culpa es tuya!

¡Bruto! ¡me duele! ¡me mordés! ¡me dejas marcas!

No tenemos el mismo concepto de lo que es una erección. . .

¿Te fuiste? ¡Ahora me perdiste! ¡Jodete!

¿Vos sufriste por el aborto? ¡No lo parece!

¿Terapia de pareja? ¡Ni loca!

Yo saludo siempre con un beso, y lo seguiré haciendo ¡te guste o no te guste!

Hola . . . te llamo para pedirte que traigas algún test de embarazo. . . no me acuerdo la fecha exacta, pero sé que ya tendría que haberme venido . . . no, no quiero que vengas . . . te aviso para que después no digas que no lo hice... no, no hace falta que hablemos... yo ya se lo que tengo que hacer...

¡Vos sos un extraño en esta casa!

¿Quién te creés que soy? ¡¿Tu hija?! ¡No necesito que me acompañes!

¡Tomátelas! ¡El doctor me tiene que revisar!

¿Querés olerme el paño, la cera de mis oidos, querés ver como hago pis y caca?

Acabá . . .¿ya está?

¡Quiero que pases la peor noche de tu vida, que no duermas, pensando que me perdés para siempre!

¡Sos un cagón! ¡Ojalá te mueras!

…………………………………………………………………………………………

Su Señoría: Por lo expuesto precedentemente, debo hacer notar el ensañamiento y la alevosía que se encontraron en las lesiones mencionadas en el alma de la víctima, que ha hecho que ésta no pueda defenderse, siendo condenado a un penoso andar por la vida, con la pérdida de la credibilidad en el otro y la destrucción irrecuperable de la autoestima. Solicito se tipifique la acción cometida como delito de CRIMEN DE UN AMOR.
Por consiguiente, solicito que se declare CULPABLE al causante a fjs 1. y que se lo sentencie con el máximo de la pena para este delito: AMAR SIN SER AMADO.

SERA JUSTICIA

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