jueves, 29 de enero de 2015

Los Fabulosos Cuatro de Alejandría


La ciudad egipcia de Alejandría fue fundada por Alejandro Magno en el año 331 a.C. Cuando murió, en el año 323 a.C., al mejor estilo "Conferencia de Yalta", pero a través de un proceso más complejo y sangriento, sus generales se repartieron el gran imperio. De esa torta a Tolomeo (367 a. C. – 283 a. C.) le tocó, o hizo mérito para que le tocara, Alejandría, Se iniciaba así la Dinastía tolemaica, que finalizaría con la muerte de Cleopatra (69 a. C. – 30 a. C.) tres siglos después.

Contra todo lo que uno podría imaginar, Tolomeo, y después su hijo y sucesor, Tolomeo II (308 a. C. – 246 a. C.), hicieron de la cultura lo que hoy llamamos una "política de estado", fundaron la célebre Biblioteca que convirtió a Alejandría, durante casi 1000 años, en el centro cultural del mundo antiguo, concentrándose allí todo el saber de astronomía, matemática, medicina y filosofía. Por supuesto que a lo largo de esos diez azarosos siglos Alejandría tuvo su ascenso vertiginoso, su meseta esplendorosa y su caída estrepitosa, por factores endógenos y exógenos (más lo segundo que lo primero). Durante su historia, o más bien en los primeros siglos, se destacaron cuatro grandes, grandísimos astrónomos: Eratóstenes, Aristarco, Hiparco y Ptolomeo. De ellos trata este artículo, de describir brevemente la gran obra que llevaron adelante en astronomía, sin perjuicio de la realizada en otras ramas del conocimiento, como matemáticas, geografía, etc.

Eratóstenes (276 a. C. – 194 a. C.) , que estuvo a cargo de la Biblioteca de Alejandría hasta su muerte, necesitó solo "la sombra de un palito", el conocimiento del solsticio, los conceptos de latitud y longitud y un cálculo trigonométrico elemental para hallar con enorme precisión el tamaño de la Tierra. También determinó la oblicuidad de la eclíptica. Mediante la observación de eclipses calculó las distancias a la Luna y al Sol, así como sus tamaños. Y es probable que inventara la esfera armilar.

Aristarco (310 a. C. – 230 a. C.) propuso, casi 2000 años antes que Copérnico (1473-1543), la teoría heliocéntrica. Pero en una época en que era muy difícil imaginar que la Tierra giraba sobre sí misma y a su vez alrededor del Sol no podía esperarse que su modelo fuera entendido o aceptado. Ese no fue su único gran aporte. También calculó las distancias a la Luna y al Sol, volcando ese trabajo a un libro. Es cierto que por la falta de precisión de la época los valores que obtuvo estaban alejados de los exactos pero el método utilizado -que el Sol, la Luna y la Tierra forman un ángulo recto en el momento del cuarto creciente o menguante de la Luna- era geométricamente correcto.

Hiparco (190 a. C. – 120 a. C.) hizo el primer catálogo de estrellas con más de 1000 estrelllas en coordenadas eclípticas y las clasificó por primera vez en función de su brillo (magnitud aparente) mediante una escala de seis números, que aún hoy, con modificaciones y perfeccionada, sigue siendo utilizada. Pero no se detuvo ahí. Al comparar la posición de las estrellas con las registradas en épocas anteriores llegó a la conclusión que el eje de la tierra estaba cambiando su dirección en el espacio, lo cual hacía desplazar el punto Aries -equinoccio vernal o intersección del ecuador con la eclíptica-, descubriendo así la Precesión de los equinoccios. Otros logros: hizo grandes avances en la trigonometría; distinguió entre el año sidéreo y el año trópico; mejoró la medida de la oblicuidad de la eclíptica; mejoró la medida de la distancia a la Luna; y dividió la Tierra en meridianos y paralelos.

Ptolomeo (100 d. C. - 170 d. C.) concentró, en un tratado de 13 volúmenes -conocido por su versión árabe como Almagesto ("El más grande" en griego)-, su gran obra astronómica. En él describe el sistema geocéntrico y el movimiento aparente de las estrellas y los planetas utilizando un sistema de deferentes y epiciclos. Contiene el catálogo estelar más completo de la antigüedad que fue utilizado ampliamente por los árabes y luego por los europeos aproximadamente hasta el siglo once y doce. Su obra Óptica es un tratado sobre la teoría matemática de las propiedades de la luz.

Este es el contenido de los 13 volúmenes del Almagesto:
1. En el primer libro expone el sistema geocéntrico.
2. En el segundo libro la periodicidad de los equinoccios y la longitud del año.
3. El tercer libro discute los solsticios y equinoccios.
4. En el cuarto libro se exponen estudios de la Luna y define el mes sinódico.
5. En el quinto libro se trata sobre la corrección de paralaje de las posiciones del Sol y la Luna.
6. En el sexto libro se expone una medida del diámetro aparente del Sol y la Luna mostrando un método de predicción de eclipses.
7. En los libros séptimo y octavo se muestran cómo las posiciones relativas entre las estrellas son fijas. 8. El octavo libro constituye un catálogo de las estrellas australes conocidas por él.
9-13. Y finalmente, en los últimos cinco libros se muestra el método de Ptolomeo para calcular las posiciones y trayectorias de los planetas, exponiendo en detalle el sistema de deferentes y epiciclos.

Fuente utilizada parcialmente: Wikipedia
Imagen crédito Iain Macmillan, Abbey Road, Apple Records, Capitol Records

2 comentarios :

  1. Instructivo artículo, Imagínense si en la actualidad la cultura fuera enfocada como política de estado ,como andaríamos?.Claro que para eso se necesitan también mentes brillantes, como esos "fab four", que encajan a la perfección en la que a mi parecer es la mejor carátula de Lps de esos también buscadores de estrellas de Liverpool.
    Saludos Alejandro.
    Alfredo Rafael Cruz S.

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    1. Gracias por tu comentario The Shadow, quienquiera que seas detrás de la sombra. Y es así, yo siempre lo digo, o me lo pregunto ¿qué hubiera pasado si en lugar de arrancar desde Galileo, Newton y Copérnico la ciencia hubiera seguido avanzando en Alejandría sin interrumpirse el fértil ambiente que había para ella basado en esa bendita politica de estado de apoyar el conocimiento en todos los planos? Es probable que estaríamos en el año 3500 en cuanto a avance científico y tecnológico y no en el 2015, quizá estaríamos volando a las estrellas, con el cáncer y tal vez el resto de las enfermedades vencidas y otras cosas inimaginables, así como el hombre medieval no podría entender de que se trata este mundo actual.

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