Lejos, muy lejos de vivir en una sociedad igualitaria, la existencia de las mujeres en Europa, allá por las primeras décadas del siglo diecinueve, sin llegar a lo que sucede "El cuento de la criada" de Margaret Atwood, era bastante azarosa y precaria.
En ese escenario histórico y cultural poco favorable a las mujeres y en nuestro caso específicamente en el ámbito de la ciencia vivió Marie-Sophie Germain (1776-1831), matemática francesa que hizo importantes contribuciones, por ejemplo a la teoría de números, y que bajo el seudónimo de Monsieur Le Blanc le envíó varios artículos al físico, matemático y astrónomo Joseph Louis Lagrange (1736- 1813), quien impresionado por el nivel de esos trabajos le pidió una entrevista, en la que Sophie tuvo que revelar su verdadera identidad, pero con final feliz: porque sin prejuicios Lagrange se convirtió en su mentor.
Y es acá donde aparece en escena el matemático y astrónomo Carl Friedrich Gauss (1777-1865) y la historia se repite: durante un largo tiempo Gauss intercambió cartas con el tal Monsieur Le Blanc. De nuevo Germain demostró tener un nivel de conocimientos matemáticos suficientemente notables para ganarse la atención y el respeto de Gauss, quien quedó inevitablemente sorprendido al enterarse un día que el señor Le Blanc era en realidad una mujer, que había adoptado ese nombre como recurso para que sus trabajos fueran tenidos en cuenta a pesar de su condición. Sin embargo, Gauss, en una actitud adelantada a su época, no mostró ningún prejuicio hacia ella; al contrario, dentro del intercambio epistolar regular entre ellos le dirigió las siguientes destacables palabras en una de sus cartas:
"El gusto por los misterios de los números es raro. La fascinación de esta ciencia sublime se revela en toda su belleza solo a aquellos que tienen el valor de desentrañarla. Pero cuando una mujer, que a causa de su sexo es víctima de nuestras costumbres y prejuicios, supera estos impedimentos y penetra en lo más profundo, es indudable que está dotada de un coraje notabilísimo, de un talento extraordinario y de un genio superior."
Y Gauss, como Lagrange, fue aún más lejos de dedicarle estas palabras. Hizo todo lo posible para convencer a la Universidad de Gotinga que le otorgara a Marie un doctorado "honoris causa", pero lamentablemente Sophie murió antes de recibirlo.
Fuente: Antonio Rufián Lizana," Gauss. Una revolución en teoría de números", Colección "Genios matemáticos".
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