miércoles, 25 de marzo de 2015

Los científicos también buscan emociones fuertes


 A veces la emoción de recibir premios como el Nobel, o la satisfacción de ver cómo los repetidos ciclos del ensayo y el error acercan el objetivo, o el éxtasis indescriptible del descubrimiento, no bastan para satisfacer a aquellos científicos que desean vivir más allá del límite que impone o determina la rutina diaria de la investigación. Si sos uno de esos científicos insatisfechos, ávidos de una sobredosis de adrenalina, acá encontrarás doce experiencias extremas, fijate si alguna va a medida con tu especialidad (y por lo tanto con tu personalidad).

Texto: José Alejandro Tropea

(Con las debidas licencias de absurdo, ficción y fantasía que uno se toma en nombre de la ciencia).

1 - Si sos oceanógrafo, sacate una selfie en la playa, pero tratá de captar el momento justo, justo cuando detrás tuyo está llegando el tsunami.

2 - Si sos hematólogo podés pasar la noche en un bonito hotel temático (estilo castillo medieval) en los frondosos bosques de las escarpadas montañas de Transilvania. Es recomendable que pidas una habitación con baño en suite, por si tenés que ir rápido a desinfectarte alguna eventual herida en el cuello.

3 - Si sos médico forense, al despertarte acercate a la Autopista cementerio de The Walking Dead y dejate rodear por los zombies salvajes. Ahí es cuando les hacés pito catalán. ¡Ah no, si a continuación salís corriendo no sirve, tenés que quedarte y confraternizar!

4 - Esta experiencia es para científicos creyentes, no es recomendable (por emocionalmente ineficaz) para científicos ateos o agnósticos. Podés sustituir a Karras, el asistente del exorcista en la habitación de la dulce Regan. Para facilitarle la tarea al señor de las tinieblas y de la materia oscura, y para vos poder alcanzar la satisfacción total, ponete al lado de la ventana y asegurate que esté bien abierta, así de paso evitás cortarte con el vidrio.

5 - Si sos zoólogo adoptá como mascota una boa constrictora. Pero dejala suelta en la casa, nada de jaulas, ni rejas ni paneles de vidrio, el pobre animalito necesita ser libre... y vos un poco de acción.

6 - Si sos ingeniero mecánico desafiá en una picada a los muchachos de rápidos y furiosos en la ruta de los acantilados. Si es posible de noche. Con viento y lluvia mejor todavía. Y no se te ocurra, vos que sabés de rozamiento y peralte, encarar la famosa "Curva del muerto" a velocidades menores que la máxima permitida.

7 - Si sos matemático y estás especializado en probabilidad, lestadística, procesos estocásticos y todas esas cosas que se codean con el azar, conseguite algunos amigos también matemáticos y hagan una ronda de ruleta rusa.

8 - SI sos paleontólogo y tuviste unas agotadoras jornadas dándole con el cepillito al fósil incrustado en la piedra, gratificate, date una vuelta por la isla Sorna una noche de luna nueva e internate en la espesura; la temeraria experiencia no tiene igual.

9 - Si sos exobiólogo adquirí un pasaje en el Nostromo, en principio solo de ida, no sea cosa que hagas un gasto inútil. Una vez a bordo intentá acariciar, como si fuera Lassie, a Alien, el octavo pasajero, o noveno, ahora que vas vos.

10 - Si sos físico cuántico y te la pasás haciendo chocar protones contra protones y hace mucho que no tenés contacto con el paradigma newtoniano, especialmente los problemas de caída libre, date una vueltita en una montaña rusa sin mantenimiento.

11 - Si sos historiador subite al DeLorean de Emmet Brown y viajá a la noche del 13 de febrero de 1945, cuando comenzó el bombardeo de Dresde. Si es necesario Kurt Vonnegut, que estuvo ahí, te hace el aguante. Y llevate "Matadero Cinco", su novela más extraordinaria, para que te la autografíe.

12 - Si sos vulcanólogo no desaproveches las señales de una erupción inminente. Hacete un asadito al borde del cráter. A falta de carbón o leña los primeros flujos piroclásticos que sean despedidos te servirán para hacer el fuego.

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