miércoles, 18 de noviembre de 2015

"Por un puñado de años luz"

Arriba: a la izquierda Clint Eastwood y a la derecha la galaxia de Andrómeda. Abajo: a la izquierda Cecilia Payne-Gaposchkin y a la derecha Marty McFly, Emmet Brown y Clara Clayton.

Es 1885. Mientras Marty McFly y el profesor Emmet Brown viven sus aventuras en el lejano oeste tratando en principio de regresar los dos (hasta que la fuerza del amor los bifurca) a 1985, en nuestra realidad alterna llega a laTierra la luz de una supernova que venía viajando a través del océano cósmico (gracias por la metáfora Sagan) hacía más de 2.500.0000 de años desde la Galaxia de Andrómeda (M31 en el Catálogo Messier de 110 objetos astronómicos), donde fue que se produjo el portentoso estallido. Pero S Andromedae, también denominada de acuerdo a la convención para supernovas como SN 1885A, llegó a la Tierra en un momento "inoportuno".

¿Inoportuno? Aquí es donde la gran astrónoma Cecilia Payne-Gaposchkin (1900-1979) hizo una interesante observación sobre algo que se nos puede fácilmente pasar por alto de tan trivial que es y de tan distraídos que somos nosotros: "si la galaxia de Andrómeda hubiera estado alejada de nosotros apenas 20 años luz más, o sea una insignificancia, una nada frente a la distancia que nos separa de ella, la luz de la supernova hubiera llegado en 1905, cuando los astrónomos y la tecnología estaban en condiciones de analizar espectroscópicamente en detalle y profundidad esa supernova, pero "por un puñado de años luz" no fue posible y nos perdimos de adquirir información inestimable para la época de esa portentosa explosión. Y vaya que fue portentosa, alcanzó la magnitud aparente +6, que en principio es una magnitud débil, pero imaginemos la energía descomunal que debía haber liberado para que estando a tan gran distancia se viera con esa magnitud. En efecto, la luz alcanzó, al momento de la explosión, el brillo de cientos de millones de soles, el brillo de toda una galaxia, como suele ser habitual por parte de estas bestias celestes.

Una coincidencia de fechas nos permitió conectar "Volver al futuro III" y la supernova de M31. Y nuestro lamento "por un puñado de años luz", basado en la observación de Cecilia Payne sobre lo que no pasó, aludiendo al clásico western "Por un puñado de dólares", lleva las coincidencias más lejos, porque Marty McFly, en esta tercera parte de la saga, se hace llamar Clint Eastwood, y justamente es Clint Eastwood el protagonista de esa película.

Listo, el círculo quedó cerrado. O mejor dicho, se cerró cuando allá por la década del 20 Hubble dirigió el nuevo telescopio de Monte Wilson de 100 pulgadas hacia Andrómeda, el hogar de SN 1885A y distinguió las primeras estrellas. Ahí se cerró una larga polémica teórica sostenida entre Kant y Laplace. Ganó Kant y su teoría del conglomerado de estrellas frente a la hipótesis nebular de Laplace. Desde entonces Andrómeda se convirtió en una galaxia "con todas las de la ley" (como le gustaba decir a Asimov) acabando con el galácticocentrismo , el último centrismo de la especie, después de acabdos el geocentrismo y el heliocentrismo, . Ahora sí, se cerró el círculo... o mejor dicho, la elipse... o mejor todavía, el espacio tiempo curvo...

Mientras tanto SN 1885A sigue gozando de un privilegio, es la primera y única supernova observada en la galaxia de Andrómeda y de otro privilegio que ya no le quita nadie, el de ser la primera supernova extragaláctica observada.

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